Afuera todo es vapor.
Y adentro duele el cansancio, como el del niño que no quiere dormir ni estar despierto. Me pido coraje, miro arriba y también exijo que todo pase. Así de ambiguo. El camino está hecho de imprecisiones, de ramas sobre ramas de silencio, nidos de gestos y viento, mucho viento.
Ojalá fuera suficiente.
Me prometo empujar el aire, batallar en la tormenta y encontrar luz.
Ojalá sea suficiente.


