-¿Qué extrañás?
-La ternura.
(Blog que usé para ponerme de novio con la más linda de la ciudad) Tipito A.V que es de La Rioja, pero que vive en La Plata y estudia Comunicación. Hasta mayo de 2013, todo lo anterior fue pre-Gráfica 3. Aclaraciones para no angustiarse.
Antes del fin compré un anillo,
pequeño y humilde, hecho de plata y la piedra que nace donde nació mi padre.
Lo guardé en el bolsillo el día que recuerda que esta, la ciudad donde decidí quedarme, se levantó para siempre.
Lo acobijé en las manos, en la espera. Le di calor. Le di esperanza.
Lo escondí, después del fin. Lo saqué de esa campera que te abrigó conmigo por última vez.
Entendí que
El regalo es el tiempo y el silencio. Es el dolor más grande que conocí.
Es lo imposible.
Pero dicen, lo necesario.
No. No lo entiendo.
No lo entiendo pero seguro todo estará bien.
Todas, pero todas las teorías afirman
Que esto pasará.
Que esta ausencia se transformará, que los latidos y el pulso se acomodarán por fin. Que el brazo y la pierna izquierda dejarán de buscar por la noche a sus compañeros de siempre. Que la temperatura corporal se reacostumbrará a otros promedios. Que el espíritu encontrará la paz.
Que las mañanas volverán a empezar más tarde, cuando haya salido el sol.
Que los días dejarán de parecer meses.
Que el tiempo y la distancia curan.
Todas esas teorías ya las sé.
Bajo las armas, me rindo.
La casa se ha transformado en un territorio sembrado. Quedan los restos de lo que se fue. Se agolpan las texturas. Hay papeles, cerámica, madera, plástico, pero sobre todo papeles. Hay cartas, hay mensajes. Hay pequeños saludos y contestaciones, hay libretas con raptos de amor sincero. Hay ideas, hay proyectos y cronogramas, listas.
Sobre la mesa quedan algunas tarjetas impresas que no tienen ya lugar. Los cascos azules llegan a ayudar a repatriar lo que tiene dueño, y a dividir lo que tuvo dos.
Las fotos de los dos, por atrevimiento, quedan conmigo. En el álbum negro, intervenido y hermoso, quedan algunos momentos que son de pura belleza, en los que estuve detrás de la cámara. Hay mucho retrato, felicidades mías registradas que te pertenecen. Que agradezco.
Hay cajas que explotan. La química y las letras se combinan y lo que han logrado es fabricar pequeñas minas que explotan todas juntas y expanden esa fuerza arrolladora del pasado todo junto. 11 meses, 14 meses, 25 meses, 9 años. Cada letra la he amado antes de volar por el aire.
No puedo desechar lo que me ha hecho feliz. Me rindo. Tal vez un día pueda. No queda más que aceptar la gracia divina, de los astros, del esfuerzo y la voluntad, de haber vivido un primer amor oceánico, inmenso, caliente, perfumado, montañoso.
Todo ese mundo fue la prueba de que lo bueno ocurre, de que puede suceder. Es la prueba irrefutable de que el amor existe.
La vida
hecha de plantas, lluvias, lavados,
sigue.
Y sigo armando la cama con cuidado
las sábanas parejas, a cada lado.
La gente sigue abrazándose
sigue tomándose de las manos
sigue riendo
sigue.
Cómo lo hacen?
Cómo pueden?
Creo que me siento menos triste
y ahora es un enojo el que me invade
escribo escenas en mi cabeza
en las que el final no es este.
Busco techos nuevos, para ver la luz
de manera diferente.
Paredes que no te conozcan,
espejos que no sepan lo hermosa que sos.
Me compré un escoba nueva y entendí
que hace tiempo yo ya no era tu hogar.
Me imagino rincones más pequeños, donde los sueños que tenía ya no entren.
Todas las canciones hablan de vos, incluso esta.
Busco techos diferentes y miro de dónde viene el sol,
las sombras serán todas distintas y quizás
un día pases
y vuelva a ser la que recuerdo de vos.
De qué está hecha una pena
De pequeños fragmentos de entradas de cine
De miles, cientos de miles de te amo, pasados por agua, secos, en el aire, calientes de aliento, arrugados.
De cielos rojos, de lluvias y tormentas.
De la fuerza de las manos apretadas.
De horas y minutos que detenían el mundo.
Del cabello entre los dedos.
De medialunas.
De búsquedas, de libros, de fotos.
De chistes, de besos, de
Cada uno de los músculos que se mueven, se tensan y distienden cuando se abraza y todo pasa.
De calles, esquinas, pueblos enteros.
De canciones y letras y hasta bailes.
De promesas.
La pena se mastica, se ablanda, se guarda.
Hasta que
Soñé París y soñé subir al Sagrado Corazón. Fue con vos.
Corté jazmines, limpié el portarretratos, respiré y deseé.
Que seas -seamos, cada uno- feliz.
Seguro será así. Lo guardé. Una ola y a seguir.
La tristeza llega de repente
Cargada de espuma, pesada, lenta
Tapa las arenas y piedras,
Las fotos
Las memorias, los movimientos
Las caminatas
Me barre.
Y se va
Por un rato.
20 de noviembre
Que debo esperar el tiempo lo sé.
Que algo va a llegar y que lo que sea estará bien.
Por lo vivido, estará bien.
Pero lo que espero, lo que ansío, lo que quiero
se compone de pequeñas melodías diarias hechas de pasos,
de gotas,
de saliva,
de labios.
Es una música armada como un nido, ramita sobre ramita, hecho en otoño y en cada nuevo mes
que miramos y sentimos un mismo calor.
Estará bien.
Se reinventarán las calles,
se nombrarán los sueños,
se peleará con lo difícil y se abrazará lo incierto
hasta hallar ese palito,
esa hoja seca que servirá de casa
de todo lo que esperamos.
Lo infinito vence al tiempo
en esa música que se arma
instrumento sobre instrumento
Y se desarman los universos de lo posible
Nuestras manos calentándose de la presión
Lo gigante frente a nosotros. La sorpresa.
El nene que juega a dirigir. Su padre que juega con él.
Paisajes nuevos que veo solo y siento la amargura del éxito a medias. Gris. Estar ahí, haber ido. El corazón asincopado lleno de lágrimas.
El pasto y la sorpresa cambiaron su esencia. Todo se transforma con rapidez. Las imágenes caen como cartas unas sobre otras en un metro cuadrado de cientos, de miles de lugares.
Las esquinas. Ay, las esquinas.
Esta mañana conversé con el jazmín como conversan bien temprano dos amigos en la vereda.
Le pedí un gesto.
Mientras le sacaba las hojas amarillas y cualquier otra rama que lo perturbara le pedí que se apure.
Que llegue con vos.
Para vos.
Le prometí cuidarlo mejor.
Todo caía sobre el piso, barrido de ayer.
La ansiedad me lleva pero me perdono, por hoy. El jazmín va a entender.
9 de noviembre
Ver un paisaje por primera vez
Probar un helado nuevo
Pasar las tormentas
El café después de sacarnos sangre
Dormir
Mirarnos como cíclopes y despertar
Drexler, aunque duela
El mar
Los despegues
El tenis en la playa
El otoño
Estar desnudos
El invierno
La cama con y sin colchas
Jugar con el secador de pelo
Ver un clásico de Disney que no vi nunca
Escuchar una banda y bailar
Bailar, no lo sabía
Reír, llorar de risa, el dolor de panza
Transplantar
Meu coração
La primavera
El abrazo a Oso, frente al espejo
El verano
El agua con cloro
El frío al entrar al mar, de la mano
El mate al salir
Poner la mesa
La vida, en fin.
AV
Octubre24
Empecé 3 proyectos la vez
como si fuera una mañana
a la que no le quedan ventanas por abrir.
Uno es un guion sobre una pareja
que no sabe qué es verdad.
Otro es sobre sobrevivir.
Otro es compartido, en un ir y venir en el tiempo
y la geografía.
¿Todos tenemos ese instante de la tarde,
cuando decidimos que ese fue el último mate,
en el que dudamos del porqué de la existencia?
Hace casi treinta años, en octubre, nací.
Qué paradoja, ¿no?
AV 8/10/20