Y la pantalla ni siquiera sigue en blanco, ni siquiera es pantalla. No se escribe sola, no se llenan las páginas ni se diagraman las palabras ¿qué esperan?
Acostado y se mueren los párpados. Y el calor vuelve.
El techo sigue siendo tan triste como en febrero. Las paredes habrán cambiado, pero lo importante sigue en el mismo lugar; irreemplazable por desgracia, porque no quiero.
Ya nada hace ruido sobre el parqué. Ya poco queda de las pezuñas molestas, que esclerosas esperan morir. A su lado tiene el agua que bebe una vez al día, de a litros; al lado de la otra pata, la carne asada de todos los días.
Él y yo, como en febrero. Uno más seguro de sí mismo, el otro más viejo; uno que espera que el calendario pase rápido y el otro que con cada día se completen caracteres, de soledad, de aceites reciclados, y de análisis periodísticos. Los dos, empastillados. Abandonados a las siete de la tarde. ¿Quién es quién?
Me mira sin despedirse, el soberbio. No le cierro la puerta, porque no camina, porque me quedo sin internet. Gira la cabeza y sigue esperando.
Entre los dos nos entendemos. Quizás nos extrañemos, quién sabe.
AV 16/10/10
3 buenondones expresivos:
Supremo Alvarito! La música es excelsa... Me tira melancolía...
soy tu admiradora y tu crítica... hay un para de cositas sintácticas para estar perfecto... Me lo permitís???? y una z que falta... Por si publicás... No te molesta no???? Besito grande...
Por supuesto y bienvenida!!
es pezuña :D jajaa
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