Nada de lo que he escrito fue (algo) bueno -en cadencia introspectiva de pregunta. Apenas balbuceos que llevaron un tiempo repentino, a fuerza de golpe hacia adentro, estrujando palabras, y su extirpación directa al blanco. Se han manchado pantallas, cuadernos, hojas lisas de sangre infante. Es que la inquisición sobre lo más profundo tira como empacho de vanidad, y lo tensa, lo deshuesa, lo deshace a uno. El sonido se hace ruido; las ciudades ordenadas se inundan y se hacen fétidas; este año la orquesta se desarma, se desafina; las melodías redondas se quiebran; el adjetivo ahora y desde entonces se ubica después del sustantivo, aunque suene como cuerda violentada, descordándose.
Será como un estirón que lo amarga a uno, por un tiempo, hasta que se enamora y se enciende todo y la música ya no es únicamente lo melodioso. Será que uno crece a destiempo, y la mano, la lapicera, las teclas están pegando el maldito estirón que me erradica de cuajo el cariño por la historia(rme), como un niño creciendo que arranca del jardín de su casa los plantines recién plantados.
Y heme aquí, con el libraco recién comprado, buscando sinónimos; esperando hacerme grande, iluso.
A.V 3/06/13