martes, 29 de junio de 2010

Again

   Nos encontramos en un bar chiquito que quedaba entre la casa de los dos, para que no se dijera que éramos impuntuales. Nos sentamos en esas sillas viejas que hacen ruido, pero qué importa si todos gritan enojados con los partidos del mundial, la crisis europea o los discursos de Cristina. Todos gritan y nosotros creímos que teníamos derecho a hacerlo también.
-¿Y? ¿Ya fue?-gesticuló mi amigo. Alcancé a entenderlo, sin escucharlo del todo, mientras la moza dejaba la carta con un golpe, apurada para atender a los demás.
-No. Nada. Todavía.-frases cortas, así nos entendemos.
   Manos sobre la mesa. Mirada en la vereda, más allá del vidrio. 
-Un jugo de naranja yo.-pedí cuando volvió la chica- ¿Vos?
-Infantil lo tuyo ¿eh?-rió él-Yo nada, gracias.
    Dedo con otro, jugando con la servilleta. Recuerdo mucho más lejos: la diagonal, la autopista, la ruta oscura y más.
-No me gusta el café. No me gusta la amargura innecesaria.
-Claro, seguro-le brillaron los ojos.
-¿A vos te gusta el café?-le pregunté a la moza cuando volvió con mi jugo, ella se sorprendió. Traté de parecer serio- Sí, el café.
-El de acá es muy bueno.
-Pero a vos, ¿te gusta el café?
-No, la verdad no -dudó un segundo-. Pero el de acá es muy bueno.
-Listo, muchas gracias.-y giré hacia mi amigo- ¿Ves? No nos gusta el café.
-Ahora te gustó la moza.
-No. Todavía... nada.
  La vibración del motor, la palanca de cambios, el sol que no se anima, la gente tranquila. Suena el cd de Confluencia, Carinhoso. ¿Será sábado? ¿Miércoles a la mañana? ¿Llueve? Llovizna.
-Te das cuenta de que te hace mal, que no dormís bien, que soñás cualquier cosa. Dejá que se vaya de una vez. Volvé en el tiempo. No da para más.
-Ajá. 
La vereda, no. Muy lejos. Marcha atrás. Ahí, sí. Adelante. Bien. Ya fue. Apago el motor. Me bajo. Suspiro. Timbre.
-¿Hace falta?
- Creo que a mí sí. El tiempo..
-Nada, no hace nada. Dejate ir. No mientas. No te mientas- contundente, como el gol de zurda que se repetía por la tele. 
-¿Y si extraño?
-¿No lo hacés ya?
-Mucho.
Pasos tras la puerta. Sonrisa contenida, sonrisa obligada. Mirada encontrada, pulso febril. Palabra que sale, libros que se callan.Saludo que se escucha, despedidas apresuradas. Otra vez, como un disparo a quemarropa. La sangre fría.
-Vos sabés qué es lo mejor.
-Despertar.
-Y pagar la cuenta.
La miro a los ojos. 
-¿Cuánto es? ¿10? Acá.-dejé un billete. 
Y una carta sobre una servilleta de papel. 
Y una excusa, para mí.
Otra vez. Los perdones, entre la vereda, el ventanal y la mesa.
                                     
         La sueño.          Ni barullos, susurros o alarmas.
Y abro los ojos. Solo. Una vez. Más. Allá.


A.V 29/06/10

domingo, 27 de junio de 2010

Telegramas

I
FOTO(punto)COMO(espacio)DISPARO(punto)DESGARRA(punto)(fin)

II
MANOS(espacio)TUYAS(espacio)PERFORAN(espacio)MIOCARDIO(punto)POR
(espacio)LOS(espacio)OJOS(punto)(fin)

III
RABIA(espacio)CONTAMINA(espacio)SANGRE(punto)OTRA(espacio)VEZ(punto)
(fin)

IV
TIEMPO(espacio)NO(espacio)CURA(punto)(fin)




lunes, 21 de junio de 2010

Winter has come

Cada tanto llega con el frío una pesadez al caminar, que vence el paso apurado característico de los que quieren llegar a algún lado con la llave de la puerta en la mano, listos para volver. A un principio.
A veces no hay historias con desarrollo, pero se parecen mucho a un cuento. Algunas otras veces, mirando al techo, surgen conversaciones inventadas con el mayor realismo que las ganas de que eso ocurra producen. 
Y es ahí también, mirando al techo, acompañado por un caloventor y una frazada, que la verdad aparece, burlándose de esos diálogos, esas miradas. La soledad se ríe a carcajadas -y tose para volver a reír- de cada uno de los inventos. No hay manos apretadas, ni tardes compartidas. Es sólo un artefacto eléctrico y una tela de polar.
Así empieza el invierno. Hasta el año pasado, la mejor estación. Porque en medio del frío había abrazos, y calores compartidos, siestas en la hamaca. 
Cada tanto, uno cambia. O quizás no. Las que se transforman son las circunstancias.

sábado, 19 de junio de 2010

borrador

Eso......................................
y nada
menos.

sábado, 12 de junio de 2010

Ghost's Blues

  Cuando el último haz de luz helado perforó la ventana del living, se detuvo unos minutos sobre el piano viejo, abierto. Las teclas amarillas te extrañaban. Las colillas de cigarrillo se fueron ya, hace bastante. La banqueta estaba en el mismo lugar, deseando tu peso. El diario seguía llegando, con fecha 2005. Y yo, tirado en el sillón, esperaba.
   A veces, cuando llovía, veía caer las gotas por la ventana, sin levantarme. Sólo las observaba, culpándolas. A la mañana, jugaba adivinando cómo seguirían tejiendo las arañas en las esquinas de la casa. Contaba los días, rezaba de vez en cuando por tu regreso.
   Sentado en este mismo sillón, te vi aquí una vez. Abriste la puerta de golpe, cerraste con un portazo. Me besaste, ¿me besaste, no? Prendiste un pucho y abriste el piano. Practicaste escalas, menores. Sí, menores. Cantaste un soul, te reíste con un jazz. Lloramos un blues. Recuerdo que las lágrimas nos rodaban por la vida y las melodías seguían saliendo de tus dedos, poseídos,  coléricos. Y seguíamos cantando, riendo, llorando. Tu piel se oscurecía cada vez más. El sol se puso y te fuiste. Escuché tu auto. Afuera, diluviaba con olor a muerte. Y dejaste el piano abierto.                  
   Esperé veinticinco años desde aquella vez. Limpié la casa, y con un algodón repasé los bemoles, con cuidado encendí velas cada noche, sobre las amarillentas partituras, esperando. Y no llegabas.                                    
   Volviste después, aquella tarde roja, con tu ropa rasgada y tu honor cortado en pedacitos. Me miraste y me saludaste en inglés. Tus huesos crujieron al sentarte, y tus dedos improvisaron un lamento, disminuido y ronco. Imité una armónica cansada porque fue lo único que pude hacer.
   Prendiste un pucho y te reíste. Esta vez no me besaste. Me miraste y no dijiste nada. Tus labios carnosos y ajados no dijeron demasiado. Tu rostro, cada vez más gris, había perdido la tenacidad con la que cantabas góspel en la iglesia. Caminaste en círculos por el living. Fumabas rápido, uno tras otro. Tosías y bailabas embrujada por el silencio sepulcral de la casa. Cuando te fuiste, dejaste las cenizas sobre las teclas, que se ilusionaban con que te quedaras, descubiertas, desnudas.
  Hoy, a cincuenta años de tu accidente bajo la lluvia, canté tu último blues, besé tu foto de estrella de los 30’, repasé las despedidas que te dedicaron los diarios. Y dejé de esperar, cerrando el piano.Cambió la lluvia por el sonido seco de la madera al destruirse.




http://labitacoradeperio.blogspot.com/2010/06/ghosts-blues.html

martes, 8 de junio de 2010

Guilt

Pensó que la tenía enfrente, sentada ahí, en una especie de diván. Recostados su cuerpo, su pelo húmedo, y sobre ellos la culpa.
Percibió la peligrosa carga de una oscuridad incipiente, que hería sus pasos por la sala. Con su dedo, recorrió los muebles, caminó en círculos sobre el parqué obsesivamente cuidado. Sintió el deseo de bailar. Sonaba una melodía de jazz improvisado, lenta, suave, grave. Voz de mujer sobre un micrófono oxidado. Y un piano de fondo, como despertando.
La miraba y no decían nada. Ninguno de los dos. Y la culpa seguía flotando, como una bruma sobre las calles, como una niebla que perfora las paredes, las puertas y las ventanas, para colarse entre las sábanas de uno.
Soñó con su dubitativo hablar, confesando el día, la mañana, el recuerdo y la melancolía cargosa, molesta. La tristeza de una frase, un suspiro, una pregunta y una respuesta en un solo mensaje. La hizo hablar porque él quiso. La obligó a quebrarse en una verdad a 
mil.  quinientos.     kilómetros.        de ahí.
                  tan lejos                                        de
de.......................................................................
.......................la.........................................................................................
realidad..........................................................

viernes, 4 de junio de 2010

La invisible

Entró silenciosa tras ella, como su sombra. Quizás hasta más atrás que su sombra Cerró la puerta, tímida. Zigzagueó entre los bancos, quiso sentarse y no sacar la vista del frente, o mirar a la nada, levantarse y volver a casa, a la carta, a la tinta, a la mano. Pero invadió su estómago, lo golpeó; luego con el aire, se probó en un suspiro; con la garganta ensayó una tos.
No es fácil.


Yo me quedé mirándola, a ella, sólo a una. La invisible seguía flotando en el suspiro. Pensé en ayudarla, tomarle la mano, o decirle que estaba todo bien. Pero seguí esperando. 
Con el sol se abrillantó su mirada. Se hizo lágrima primero. Después volvió siendo una disculpa entrecortada. Recorrió sus recuerdos, la plaza, las luces tenues y el auto. Le recordó el calor de las manos entrelazadas y el sabor del último beso. Se hizo fuerte, de a poco. 
Moldeó las letras en su boca, respiró el aire suficiente, ni para más ni para menos. Desvió la mirada y la obligo a decir.


No te quiero... La condenó. más. Faltó aire. Respiró. Quise quedarme sordo de repente, o que el mundo se ponga en mute. No, no te quiero más. Me voy.


Cuando la despedida se fue, salió primero. Orgullosa y devastadora. Atrás quedé yo, casi solo, como en un principio, con su sombra.

martes, 1 de junio de 2010

1 segundo. Antes

Recordó una risa, los dientes de leche y sus ojos brillantes.
Después se sintió niño, volando con su hermano con buzo gris.
Percibió un frescor.
Encontró a su mamá y la abrazó, chocó la nariz con su papá.
Charló con su abuelo, sus primos, sus tíos.
Sostuvo una mano fría entre su retina. Y la sangre se aferró a un abrazo.
Las caras pasaron veloces, unas corriendo, otras caminando, algunas hablando.
Escuchó voces tristes y gritos de alegría. Hacía frío.
Alguien susurró unas pocas sílabas. Imaginó que le corrían lágrimas.
Había un problema con el aire, no alcanzaba.
Los susurros seguían. Y duele.
Dientes de leche, mamá, papá. Má, tengo frío.
Está helado.
Se escucha poco.
Menos.
Nada. Está húmedo. Nada.
No duele............................................................................... más.

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