Cuando soñás.
Cuando el sol da justo en el tiempo y espacio en el que sonreís.
Cuando el sol. Cuando llueve. Cuando hay viento y abrazo. Cuando hace calor y desmayo.
A las 11.11. A las 12 de cada principio de mes. En la esquina de 4 y 57, 4 y 58, 4 y 59. En aquel árbol y en aquel otro. En el camino al super. Al prender el fuego. Al ser felices.
Yo también te miro, amor.
Si llorás. Por lo que sea. Si inclinás la boca hacia sus extremos. Si escribís puteadas. Si tipeás una frase detrás de otra con la vista fija y concentrada. Si no sabés qué pienso o simplemente sabés que pienso en vos.
Mientras estirás la sábana. Al desayunar. O cuando levantás la persiana.
Por dónde caminás, si hay un pozo u obstáculo, donde sea y con quien sea.
A través del visor de una cámara. En mi pantalla. En la pared. En tus letras y dibujos.
Yo también te miro, amor.
Te miro, amor, porque eso es paz, deseo y alma todo junto en un encuentro. Te miro porque sos lo más lindo del día. Del año. Porque te amo.
Cuando vos sos, amor, yo también te miro.
Gracias, hermosa.
Álvaro, 1ro de septiembre de 2013