miércoles, 29 de diciembre de 2010

Epitafio

Desde "Epitafio" de Pedro Mairal


Aquí yace mi cuerpo, expresamente, para ser llorado.


Aquí, bajo los montículos de tierra infértil, se me desagotan los ojos,
y suplican las incipientes cavidades oculares, tu piel pálida.
Ansían mis falanges que no te espantes por mis uñas largas, y que,
en vez, coloques tus dedos sobre el barro hecho de mi tierra y tus lágrimas,
lo rasques descontrolada con tu manicura de luto.
Ruegan mis cartílagos auriculares que no les sean imperceptibles
tus pasos, tu taconeo amortiguado por mis vecinos y sus tumbas.
Y se te quiebre la voz. Y te tiemble el labio.




Anhela mi tabique, quimérico, saber cuando llegues.
Empalagarse mi mandíbula carcomida,
inundarse mis pómulos destrozados
con el inmundo perfume importado,
que él, bien hijo de puta, te compró,
porque jamás me lo pediste.


                                                                                       A.V            29/12/10

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