martes, 25 de octubre de 2011

Cumpleaños feliz

Que cumplan años los que quieran, 
cuando quieran. Cuantos quieran.


Que huyan, se exilien por dos o veinticuatro horas, qué más da.
Que metan la nariz en un plato lleno, rebosante de gula.
Que jueguen con sus lenguas y con las de otros.
Que hablen. Que callen en soledad. Que piensen y que no.
Que crezcan. Que se pellizquen y se estiren los cueros.
Que se miren al espejo y vean que un día puede ser un año o una década. Y se den cuenta recién ahí.
Que respondan preguntas clichés.
Qué inflen globos. Que exploten. Que rían. Que golpeen la mesa, la puerta, la pared. Que lloren.


Que conozcan más una mano, un rostro, un ojo. Que jueguen a ser ciegos.
Que miren -como sea- la alegría de los otros. Y la compartan.
Que saluden. Y sean saludados. Que escriban y coman. Que coman y sonrían. Que se sostengan la panza de tanto reír.
O que se lamenten.


Que aten su cuello a una cuerda; o una piñata a otra cuerda. Ya fue.
Que hagan lo que de verdad se les cante por el alma. O que canten a los gritos despertando almas.


Que disfruten, si quieren,
en fin y sin tanto drama, 
la nimiedad de ese día así-nomás 
que tan orondamente 
el Registro Civil concedió 
de una vez y para siempre,
como uno no tan parecido a los demás.


Salud. Yo lo pasé genial.




                               A.V, horas después de un gran cumpleaños. 






P.D.: Cuando uno empieza a decir boludeces, hay que irse a dormir. Cuando ya las escribe, está todo perdido.

jueves, 13 de octubre de 2011

Repitiendo

Glaciar el silencio. Glaciar tus pestañas, glaciar tu saludo.
Glaciar tu dedo, empujando mi cuerpo, glaciar tu aliento rozando mi orgullo. 
Glaciar fueron tu texto, tus puntos, tus mayúsculas. Glaciar fue tu firma, tu tinta, tu enojo.
Glaciar fue el afuera, la ventana, la mugre. Glaciar fue tu sudor, y el mío.
Glaciar fue tu lengua, glaciar e impenetrable el golpe. Glaciar la pared gris.
Gris el puto paisaje. Gris la llave. Glaciar el picaporte y gris.
Glaciar tu infierno, glaciar mi infierno. 
Enrojecida quemada 
la habitación cuando nos ve.
Se congela el zapping, se congela el viento. Se quiebra el olivo, se quiebra el pasto.
Se dobla tu espalda, se tuerce mi hombro. 
Glaciar el jadeo. Glaciar la tos.
Blanco manchado tu cuello.
Reseco el beso.
Ajados tus brazos, los míos. Decrépitas las piernas.
Gélido el suelo, gélido tu sexo.
Gélido todo y el vaivén.
Frígido el techo y su oscuridad.


Inerte el sueño. Y lo inconexo. 


                                                              A.V 13/10/11

miércoles, 12 de octubre de 2011

Resquebraje

Una historia, una foto
que se raja desde el medio y hasta el tope,
que se dobla, en dos, en tres, en cuatro partes,
se aprieta, contra el pecho, contra los ojos, la garganta
se raspa con la uña,
se rompe, se quiebra, se derrumba.

Se pierde. Se guarda, se intercambia, se regala.

Una historia, una foto, resquebrajada,
espera
en un ridículo álbum familiar
deshojado
hasta nuevo aviso.


                                                       Yo.

lunes, 3 de octubre de 2011

Burocracia

-Octubre- dijo.
Ellos anotaron.
-¿Puedo elegir el año?
Se lo negaron.
-¿El día?
Tampoco.
-La hora.
-No.
No llamaban al siguiente. Él podía ver desde el otro lado del mostrador que al papel le quedaban campos por llenar. Sin embargo, ellos callaban. 
-¿Tengo que seguir suponiendo?
-Ajá.
-¿El lugar?-lanzó, y esperó el permiso- París. 
-Imposible, esa sede está llena. Pero hay promociones con otras.
-¿Como cuáles?
Levantaron una ceja.
-Bueno, no sé. Alguna en el Caribe. ¿Hay?
-Ajam.
-Jamaica, entonces.
-Tampoco hay lugar. Es de las más solicitadas.
Hizo una mueca, era una obviedad:
-...como vivieron, ¿no?
-Está empezando a entender-dijo uno y sonrió muy brevemente, para luego preguntar- ¿No le gustaría que fuera en la Patagonia?
-¿No es muy frío?
-Octubre.
-Como sea.
Se hizo silencio. Atrás esperaba por su turno una fila larga. Él se impacientó, ellos parecían no estar apurados por terminar con lo suyo.
-Que sea mientras duerma.
-Poco original- acotó uno. Anotaron y empezaron a hablar entre ellos a un volumen imperceptible poniéndolo incómodo. 
Al rato, lo miraron como si nada hubieran ocurrido.
-¿Con alguien?
-Y... la verdad, todavía no lo sé -fingió restarle importancia al tema y agregó-, mi novia no quiere nada serio por ahora. No quiero saltar etapas, ustedes saben... qué se yo si dentro de tantos años...
Los cuatro detrás del mostrador levantaron la cabeza y lo miraron. 
-¿No?- preguntó él, y el estómago se le apretujó de golpe.
Ellos negaron con la cabeza.
-Entonces que no sea así de tranquilo.


                             A.V        03/10/11


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