Se estrujarán las ideas inservibles.
Se agotarán como de cuentagotas
las estupideces más escandalosamente no-dichas.
Se negarán párrafos enteros.
Se apretujarán contra el fondo de lo imborrable
y también se asfixiarán, ilusas,
las dedicatorias más perfectamente inocultables.
Se callarán los dedos. Y dolerá la garganta.
Y sólo se escuchará el espasmo alérgico
del invierno que cojea acá tan cerca, en el pasillo.
Y la primavera, aletargada,
llegará histérica arrancándose las hojas.
Se secarán,
no por el sol
o por la promesa inconsistente de calor,
las palabras más amargamente empalagosas.
Se secarán, en fin,
con aire de caloventor y de sueño
que corre con piernas de infancia
aquí tan cerca, tras la puerta.
A.V 03/09/11
La uruguaya - novela
Hace 8 años
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